jueves, 1 de agosto de 2013


QUÉ SE HIZO PRIMERO: ¿LA MÚSICA O EL LENGUAJE?






La curiosidad por conocer el inicio del mundo que hoy conocemos es algo inherente a la naturaleza humana. Esta curiosidad se alimenta de la dificultad que este hecho entraña. Tenemos muy pocos datos (si no ninguno) acerca de cómo se ha originado lo que nos rodea, incluyéndonos a nosotros mismos. La tendencia al antropocentrismo ha dirigido una gran cantidad de estudios hacia nuestro propio conocimiento, lo cual incluye el lenguaje y sus orígenes, como característica única de la especie humana y comienzo de diferenciación del resto de los animales, respectivamente.

El lenguaje ha supuesto un rasgo fundamental en el desarrollo posterior del cerebro. El paso evolutivo hacia el bipedismo constituyó la base para el desarrollo del encéfalo humano. La manipulación y elaboración de herramientas fue para los homínidos un impulso para el perfeccionamiento de las habilidades motoras. Estas nuevas habilidades requerían una mayor superficie cerebral que las controlase. Además, el hecho de que el ser humano sea un animal sociable hizo necesario un sistema primitivo de comunicación, que incluye la transmisión de las nuevas destrezas adquiridas de una generación a la siguiente. De este modo, el cerebro humano fue alcanzando la complejidad que hoy en día conocemos, retroalimentada positivamente por un lenguaje y unas habilidades cada vez más complejas. Dentro de este marco, debemos encajar el inicio de la música. Se piensa que ésta surgió, al menos, hace unos 40.000 años, si no antes, hipótesis basada en el descubrimiento de instrumentos prehistóricos hechos de huesos (sobre todo, flautas) hallados en algunos yacimientos arqueológicos. La madera u otros materiales son más fáciles de tallar, si bien su conservación a lo largo de los años es más efímera, por lo que se postula que debieron construirse más tipos de instrumentos, a parte de las flautas de hueso, que no han llegado hasta la actualidad. También se deben tener en cuenta la gran cantidad de objetos que se han hallado y de los cuales se desconoce su utilidad real, que podría estar en ocasiones relacionada con la música. 


Aún habiéndose perdido parte de los restos de posibles instrumentos prehistóricos, una de las ventajas del estudio del origen de la música es que estos restos son más fácilmente conservables que los del lenguaje. Quizá, por ello, se tiende a pensar que la capacidad musical ha precedido a la lingüística. Se tiene una rica colección de instrumentos musicales que datan de hace unos 35.000 años o más. Por el contrario, el inicio del lenguaje sólo se puede deducir de los documentos escritos, sin poder situar la tradición oral en la escala de tiempo. Si bien es cierto que tampoco podemos situar en el tiempo los inicios de la música vocal, ya que ni la música vocal ni las estructuras de tejido blando que la permiten fosilizan. Por tanto, en este aspecto, nos encontramos frente a un vacío similar al del lenguaje hablado. El único indicador “fosilizable” de estas destrezas es el alargamiento del canal vertebral torácico como resultado de un mejor control de la respiración. MacLarnon y Hewitt encontraron que el  Homo erectus (u Homo ergaster) tenía una cavidad vertebral torácica similar a la de los chimpancés o los homínidos más primitivos, mientras que los Neandertales poseían rasgos más parecidos a los del hombre actual. Aunque estos autores consideran esos rasgos únicamente para el habla, podemos inferir lo mismo para el caso de la música. Johan Sundberg ha argumentado al respecto que la música requiere las mismas capacidades respiratorias que el habla. Si bien esto no es del todo cierto, pues el control del tono y la amplitud requerido durante la canción precisa del uso de todos los músculos principales de la respiración (los músculos intercostales, los abdominales y el diafragma), mientras que el habla sólo necesita el uso de los intercostales. Un incremento el control fino de la respiración parece ser más importante para cantar que para hablar. Estos datos son, por ello, consistentes con la hipótesis de que la canción se desarrolló antes o simultáneamente al habla. 


Según Darwin (y posteriormente otros autores) (Fitch, 2006; Mithen, 2005; Botha, 2008) previo al lenguaje tal y como lo conocemos hoy, existió un sistema de comunicación “musical” o “protolenguaje”, precursor del primero, que constituyó un rasgo adaptativo sujeto, por tanto, a la selección natural. La música, en el reino animal, sirve para la elección de pareja y se ha comprobado que tiene la capacidad de crear cohesión entre grupos sociales. Aunque también podemos considerar que la música no sería un rasgo especialmente seleccionable, debido a que requiere un alto gasto de energía y podrían atraer a posibles depredadores. A este respecto existen muchas otras hipótesis acerca de los orígenes de la música y el lenguaje. Algunas apuntan al hecho de que la música podría derivar del lenguaje y que, la selección positiva de este último, ha conducido a algo similar en cuanto al canto. Otros autores señalan, en cambio, que para este tipo de selección, la música debería compartir la misma vía cerebral que el lenguaje, lo cual no está aún claramente establecido. La disociación entre enfermedades que afectan a la capacidad lingüística y no a la musical (afasia vs amusia) o viceversa, apoyan la teoría de que estas vías no están tan compartidas (Fitch, 2006). Acerca de este tema se hablará en el siguiente post. 
 

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