martes, 20 de agosto de 2013

LA MÚSICA Y EL LENGUAJE: SIMILITUDES Y DIFERENCIAS



La música y el lenguaje, como medios de expresión, comparten una gran cantidad de características comunes, aunque podemos enumerar toda una serie de particularidades que diferencian estos dos aspectos.


Características similares en música y lenguaje (Fitch, 2006)

- Complejidad: la música, al igual que el lenguaje, posee una gama de características que lo dotan de una complejidad no asimilable a los sonidos no considerados musicales: la risa, el grito, los sollozos…

  • Estructura jerárquica: sintaxis (lenguaje), armonía (música)
  • “Vocabulario”: palabras (lenguaje), acordes e intervalos (música)
  • Propiedades de la tonalidad: inflexión (lenguaje), timbre (música) 
  • Registro temporal: prosodia (lenguaje), ritmo (música)

- Generación: la generación de la música y el lenguaje por parte del emisor y el receptor son intercambiables y el emisor puede convertirse en receptor y viceversa. Existe una excepción con los instrumentos musicales, ya que una persona puede entender o apreciar perfectamente una melodía concreta interpretada por un instrumento determinado, pero no es capaz de reproducirlo. 

- Transmisión cultural: los estilos musicales, al igual que las lenguas individuales, se aprenden con la experiencia y son culturalmente transmitidas generación tras generación.

- Adaptabilidad: una melodía es considerada la misma cuando es interpretada o cantada en diferentes rangos de tonalidad (por ejemplo, por un hombre y una mujer). Lo mismo ocurre en el caso del lenguaje. 

- Expresividad: pese a que la música, como tal, no tiene un significado comparable al de la lengua (como veremos a continuación), sí es cierto que posee una cierta naturaleza expresiva, sobre todo de las emociones. Lo mismo ocurre con la lengua, que a un nivel paralingüístico (sobre todo, gracias a la prosodia), es reflejo del estado emocional del emisor. Esta capacidad expresiva se consigue gracias a los cambios en la tonalidad y en el registro temporal.

Características diferenciales en música y lenguaje (Fitch, 2006)

- “Semanticidad”: el lenguaje puede ser usado para transmitir una gama ilimitada de significados diferenciados, proposicionales, mientras que la música no es capaz de ello. Una nota en concreto (o una secuencia de notas) no tiene ningún significado, del modo en que sí lo tiene una palabra individual, como, por ejemplo, “perro”. Por ello, se ha definido en ocasiones a la música vocal como el “habla sin significado”. Esto, como ya hemos comentado anteriormente, no implica que la música carezca de expresividad. 

- Colección de tonos concreta: existe una escala de notas a partir de la cual construimos las melodías. Esto no ocurre así cuando hablamos (cambiamos continuamente el tono sin que esto afecte a su comprensión).

- Isocronicidad: la música tiene a tener un pulso periódico regular, aunque existe también algunos ejemplos de isocronicidad en el habla (por ejemplo, en el habla de los rituales o en la poesía), si bien esto sólo ocurre en ciertos contextos muy concretos, claramente diferenciados del habla general.
- Contexto específico: la música, a diferencia del lenguaje, se suele presentar en cierto tipo de contextos (de tipo social, la mayoría), que pueden variar entre las diferentes culturas.

- Repetitividad: las interpretaciones musicales son típicamente repetidas, sin una pérdida del interés hacia ellas (en algunos casos, incluso éste se incrementa). Esto ocurre de una forma más común que en el caso del lenguaje, que sólo se suele repetir en ciertos contextos remarcables (películas o representaciones teatrales que vemos repetidas o ciertos rituales periódicos).