miércoles, 28 de mayo de 2014

¿Que es ese olor? El sexo de los investigadores puede influenciar sobre los resultados de una investigación.

En la investigación con animales,  diversos factores van a afectar sobre el animal alterando el resultado de los experimentos, debido a ello, los experimentos deben ser diseñados de la manera más estandarizada posible. Aunque podemos conocer y optimizar un largo número de estas variables, son sin  embargo, muchas las que son desconocidas, o de las que desconozcan sus efectos sobre los animales y por tanto su efecto sobre los futuros resultados; y solo puede esperarse que su presencia ocurra de manera homogénea a lo largo del experimento (lo cual implica diseños bien estudiados y equilibrados, que también hay que decirlo, algunas veces no se consiguen).

El grupo de investigadores liderado por Jeffrey Mogil (Sorge RE et al. Nature methods 2014 http://www.nature.com/doifinder/10.1038/nmeth.2935)  ha mostrado un efecto diferenciado en la respuesta frente a dolor en animales, siendo el factor clave el sexo del investigador que los trató. Cuando fueron tratados por hombres, los animales experimentaron una reducción de la respuesta frente al dolor (hasta un 36% menor)  frente al grupo de animales manipulados por mujeres.  Además, midieron los niveles de Corticosterona (una hormona secretada en respuesta a estrés) en plasma, en respuesta a  la presencia de un investigador o la presencia de una camiseta previamente usada por un investigador, observando un incremento en la liberación de esta hormona, alcanzando unos niveles similares a cuando los animales eran expuestos a estímulos estresantes como la restricción del movimiento o la natación forzada. Cuando estos mismos experimentos eran llevados a cabo por mujeres investigadoras, la respuesta de los animales no era diferente, respecto a un grupo control (no expuesto a estrés). Este mismo tipo de respuesta se obtenía cuando machos de distintas especies eran presentados a los animales de experimentación (pero no cuando esos animales presentados habían sido castrados previamente). Es decir la presencia de un macho cercano, producía en los sujetos de invetigación una respuesta de estrés y en concreto una respuesta de analgesia frente al dolor. Finalmente, los investigadores determinaron, ras nuevos experimentos, que el factor clave residía en ciertas hormonas (feromonas) de carácter andrógino presentes en el olor corporal y que son secretadas a través de diversas vías (por ejemplo el sudor).

Según Mogil este tipo de respuesta es esperable puesto que "es un tipo de respuesta primordial, ya que en caso de que se pueda detectar a otro macho colindante, es muy posible que se deba a que está cazando o defendiendo su territorio y por tanto es necesario que en caso de estar herido o padecer algún tipo de dolor, la respuesta sea mostrarse lo menos débil posible."

De echo, es posible que muchos resultados que no han podido ser reproducidos por otros laboratorios, sea debido a este factor. Como el propio Mogil indica, consiste en un factor de confusión, aunque no fatal y descarta la necesidad de rehacer décadas de investigación con animales. Sin embargo, sería necesario tomar precauciones a la hora de interpretar los resultados, así como indicar en el apartado de métodos de un artículo, por ejemplo, el investigador (sexo) que desarrolló los experimentos.